El 11 de noviembre es el Día de los Veteranos. (También era el cumpleaños de mi suegro. Él era veterano de la Segunda Guerra Mundial y una muy buena persona). El propósito del Día de los Veteranos es honrar a aquellos que sirvieron a nuestro país en las fuerzas armadas, en tiempos de guerra y de paz. Aunque también es un día para recordar a quienes sacrificaron su vida por nuestra seguridad, el Día de los Veteranos en realidad se centra en agradecer a los veteranos que aún viven.
De la misma manera en que compartimos nuestro agradecimiento hacia los veteranos militares que sirvieron a nuestro país, es importante que reconozcamos que para muchos de ellos, aunque el servicio militar oficial ya haya terminado, sus vidas siguen sintiendo el impacto de sus experiencias en las fuerzas armadas. Estoy hablando sobre el PTSD.
PTSD significa trastorno por estrés postraumático. Es un trastorno de ansiedad a menudo debilitante que puede afectar de forma negativa el bienestar emocional, la salud física, las relaciones, la habilidad para trabajar y las actividades de la vida diaria. Para tener PTSD, una persona tiene que haber experimentado un evento traumático (de forma directa o indirecta) y tener síntomas específicos por más de un mes.
Este trastorno se presenta de cuatro maneras significativas:
Pensamientos intrusivos: Estos se presentan como la reexperimentación involuntaria de recuerdos, pesadillas y flashbacks. Pueden dar como resultado reacciones emocionales y físicas intensas como ataques de pánico, aceleración del ritmo cardíaco y temblores.
Evasión de recordatorios: Evitar personas, lugares, situaciones, pensamientos, u otros estímulos (como sonidos específicos e incluso olores) que le recuerden el trauma a la persona. Esto puede incluir evitar amigos, familiares, e incluso actividades diarias.
Cambios de humor y percepciones: Pensamientos y sentimientos negativos que comenzaron o empeoraron después del trauma. Estos pueden incluir pensamientos y conjeturas negativos sobre uno mismo o el mundo, imposibilidad para recordar aspectos importantes del trauma, culpa y vergüenza, sentimientos de soledad, e imposibilidad de experimentar emociones positivas.
Agitación y reacciones intensas: Estas puede manifestarse como hipervigilancia, sobresaltos intensos, irritabilidad o agresión, comportamientos temerarios, dificultad para concentrarse, y problemas para dormir.
Además, las personas con PTSD tienen más riesgos de sufrir otros problemas psiquiátricos. Por ejemplo, los veteranos con PTSD tienen de 3 a 5 veces más probabilidades de padecer trastorno depresivo mayor. El abuso de sustancias y otros trastornos de ansiedad también son muy comunes en personas con PTSD.
Cuando estaba haciendo mis prácticas de psicología, tuve el honor de trabajar durante un año en el Departamento de Asuntos Veteranos (VA, por sus siglas en inglés). Allí trabajé con cientos de veteranos de forma individual y grupal. Muchos de mis pacientes luchaban contra el PTSD. Uno de ellos, en particular, me ayudó mucho a entender mejor cómo puede afectar la vida de las personas durante años, o incluso décadas.
Lo llamaremos Bob, para mantener su anonimato. En 1967, cuando tenía 17 años, Bob se alistó en las fuerzas armadas y estuvo 366 días en Vietnam, donde fue testigo de atrocidades, sufrimiento y muerte. Volvió solo un año después, pero su vida cambió para siempre. Al volver a un país donde muchas personas se oponían a la guerra y a sus soldados, los veteranos de Vietnam eran a menudo avergonzados y rechazados. Bob no tuvo apoyo psicológico, ni lo capacitaron para saber qué hacer después de su participación en el despliegue militar. Lo dieron de baja con honores, y dejaron que resuelva las cosas solo.
Bob luchó contra lo que ahora conocemos como los síntomas típicos del PTSD durante décadas (flashbacks, pensamientos intrusivos, hipervigilancia, ataques de ira, desapego). No podía mantener un trabajo, tenía relaciones inestables, no confiaba en nadie, y tenía pesadillas horribles que interrumpían su descanso de forma constante.
Décadas después, Bob descubrió que sus reacciones no eran poco comunes, que sus comportamientos eran el resultado de su trauma y que eran, en realidad, tratables. Para ese momento, Bob se había convencido a sí mismo de que era una mala persona, alguien desagradable, alguien destinado a ser infeliz.
Bob y yo trabajamos juntos durante un año antes de que terminaran mis prácticas. A menudo pienso en él y en que ojalá hubiera recibido la ayuda que necesitaba mucho antes. Una de las variables fundamentales para ayudar a Bob no era solo darle el tratamiento psiquiátrico que necesitaba, sino también incluir el apoyo de sus familiares y amigos. Las personas con las que un veterano pasa la mayor parte de su tiempo son quienes pueden tener un impacto positivo y significativo en su vida.
Tal vez usted tiene un ser querido que lucha contra el PTSD. En ese caso, estoy a su lado de todo corazón. El PTSD puede ser aterrador, tanto para la persona como para sus seres queridos.
A continuación, se encuentran cinco consejos para ayudar a un ser querido con PTSD:
Conocer el PTSD
Como describimos anteriormente, el PTSD es un trastorno psicológico de ansiedad complejo. Si un ser querido tiene PTSD, es importante entender bien este trastorno y saber cómo se presenta específicamente en la vida de esa persona.
Las personas con este trastorno pueden pasar mucho tiempo en la zona roja emocional. Este es un estado en el que, si la aflicción va de 0 (sin angustia) a 10 (más angustiado que nunca), la persona está experimentando una aflicción de 7 a 10 o superior. En la zona roja, el sistema límbico (lucha, huida o parálisis) toma el control. Básicamente, no queda lugar para pensamientos y comportamientos racionales.
Otro aspecto importante para entender el PTSD es no tomar los síntomas como algo personal. Si su ser querido tiene un ataque de ira, es muy fácil interpretarlo como un ataque hacia uno mismo. En realidad, puede que sea solo un síntoma del PTSD. Tenga en cuenta que los comportamientos de su ser querido no son un indicador de cómo se siente con respecto a usted o de cómo quiere actuar. Haga todo lo posible por ser paciente y comprensivo. Las personas con PTSD suelen experimentar remordimiento, y usted debe ayudarlos en vez de dejar que sus reacciones contribuyan con su remordimiento.
Mejorar su comunicación
La buena comunicación es la clave de cualquier relación, y juega un rol importante en cómo puede ayudar a un ser querido con PTSD.
Exprese su compromiso hacia la relación. Hágale saber cuánto lo quiere y que quiere apoyarlo de la mejor manera posible. Centre las conversaciones no solo en las dificultades, sino también en las situaciones positivas. Haga planes a futuro para ayudar a infundir esperanza, y para que tenga un motivo para mirar hacia adelante. Destaque las cualidades positivas de su ser querido, y agradézcale por quién es y por lo que hace.
Como la inestabilidad y los ataques de ira no son poco comunes en las personas con PTSD, puede ser muy útil resolver con su ser querido, cuando está más tranquilo, qué hacer cuando ocurren estas explosiones emocionales. Es mejor hacer esto cuando usted y su ser querido no están en la zona roja. Pueden hablar sobre los síntomas que aparecen cuando se siente enojado, las medidas que puede tomar cada uno cuando las cosas se salen de control, e incluso tener una palabra para indicar que usted o su ser querido necesitan espacio.
En caso de que se vuelva peligroso (por ejemplo, si su ser querido representa una amenaza física), creen un plan de crisis juntos, para que tengan los recursos a mano cuando sea necesario. Y, como su ser querido va a ser parte de esa planificación, llevar a cabo el plan de crisis no lo hará sentirse mal.
Abordar desencadenantes potenciales
Ciertas situaciones externas o experiencias internas pueden provocar mayor angustia a su ser querido. Los desencadenantes externos pueden incluir situaciones en donde se siente atrapado (como estar en medio de tráfico o en una sala de espera mucho tiempo), la cobertura mediática de eventos traumáticos, los aniversarios del trauma original, las personas o lugares asociados al trauma. Los estímulos sensoriales, como olores, sonidos o imágenes, también pueden ser desencadenantes. Los desencadenantes internos pueden ser aflicciones físicas (como hambre, sobrecalentamiento o enfermedades), emociones intensas y sentimientos de desconfianza.
Estas experiencias externas e internas pueden provocar los síntomas del PTSD. Por eso, es útil identificar de forma proactiva los desencadenantes potenciales y tomar medidas para evitar estas situaciones. Por ejemplo, trate de programar citas en horarios de menos concurrencia, y, si tiene que manejar hacia algún lugar, trate de hacerlo cuando no sea hora pico.
Puede ayudar a su ser querido a encontrar un lugar seguro donde se sienta cómodo y pueda descomprimirse si su ansiedad aumenta. Puede ser una habitación determinada, o un lugar dentro de su casa o al aire libre. Este es un lugar donde su ser querido puede estar solo y tranquilo, para disminuir su aflicción y sentirse mejor.
Las pesadillas también puede ser un desencadenante de mayor ansiedad para muchas personas con PTSD. Si su compañero tiene pesadillas, busquen juntos la mejor manera de ayudarlo. Puede ser adquirir una cama más grande para que usted esté a salvo (las pesadillas pueden provocar ataques violentos en algunas personas), y tener un sistema para apoyar a su ser querido en caso de pesadillas (como hablarle con calma).
Además, no es poco común que las personas con PTSD se “automediquen” con alcohol o drogas. Naturalmente, estas sustancias pueden causar pensamientos y comportamientos irracionales, lo cual puede provocar más problemas. Anime a su ser querido a adoptar comportamientos más saludables (ver a continuación) para disminuir su aflicción y sentirse más fortalecido.
Conseguir apoyo para su ser querido:
Su ser querido se beneficiará de tener apoyo, tanto a nivel profesional como en las actividades diarias.
Cuando se trata de apoyo profesional, tenga en cuenta que se pueden hacer muchas cosas para ayudar a tratar el PTSD. Si su ser querido aún no está recibiendo tratamiento por parte de un centro médico de la Administración de Veteranos, busque uno cercano e inscríbalo para que reciba los servicios. Aunque hay historias de terror sobre los hospitales de VA, puedo decirle que trabajé en muchos de ellos en todo el país y, en todas las oportunidades, me sorprendió extremadamente la calidad de la asistencia que brindan. Por otro lado, hay terapeutas independientes que se especializan en el trabajo con veteranos. Hay recursos como Psychology Today que permiten buscar terapeutas en su área. Los grupos de apoyo con otros veteranos que están lidiando con PTSD también pueden ser muy influyentes.
Apoyar a su ser querido además de la ayuda profesional también es importante. Anímelo a participar en actividades positivas y saludables. Pasar tiempo con amigos y familiares que son una fuente de positivismo para su ser querido puede ayudar. Hacer ejercicio es un buen hábito para empezar; es un medio para disminuir la ansiedad y el estrés, estimular la energía positiva y ayudar con el sueño. La meditación o ejercicios de relajación pueden ayudar a las personas con PTSD; incluso pueden hacerlo juntos. Para muchas personas con PTSD, hacer voluntariado para una causa que les apasiona puede ayudar a estimular el sentido de propósito y disminuir la ansiedad.
Otra manera de apoyar a su ser querido es escucharlo de verdad, sin prejuicios ni miedo. Si se siente cómodo con usted, puede optar por compartir algunas de las cosas que le sucedieron o lo que está experimentando actualmente con usted. Esto puede involucrar hablar sobre el trauma, flashbacks, pesadillas, o ansiedad general. Aprender a escuchar abiertamente, de manera empática y sin prejuicios puede requerir práctica. También es un regalo increíble que puede darle a su ser querido. Espere a que él inicie estas conversaciones; no debe forzarlas, sino más bien estar abierto a ellas si su ser querido está preparado para hablar.
Abordar su propio autocuidado
Estar con alguien que tiene PTSD puede ser muy estresante. Si realmente quiere ayudar a su ser querido, es fundamental cuidarse de su propio estrés. Esto significa cubrir sus necesidad de sueño, ejercicio, relajación, alimentación, entretenimiento y descanso, para estar de la mejor manera posible. Esto puede requerir que tenga que pedir ayuda a sus amigos y familiares, por ejemplo, para que cuiden sus hijos mientras da un paseo, si tiene hijos pequeños.
El agotamiento no es poco común para aquellos que tienen seres queridos con PTSD. Asegúrese de dedicar tiempo a sus necesidades físicas y emocionales. Tenga fuentes de apoyo y de sentido más allá de su relación, para asegurarse de tener experiencias positivas. No sienta culpa de cuidarse a usted mismo; esto es fundamental si quiere ser su mejor versión, tanto para usted como para sus seres queridos.
Tome estas medidas que lo ayudarán a usted y a su ser querido a lidiar con el PTSD. Y recuerde: esto puede ser desafiante, así que dese un respiro. ¡Está haciendo un trabajo increíble!